A poco más de dos años de su lanzamiento y puesta en órbita, el Telescopio Espacial Kepler de la NASA, halló por fin el primer exoplaneta en zona habitable respecto a su estrella, este exoplaneta ha sido bautizado como Kepler-22b y según las observaciones se encuentra en la llamada "zona habitable", esta zona se define como la distancia adecuada de la estrella como para mantener agua en estado líquido y temperaturas agradables para la vida, como es el caso de la Tierra, la cual se encuentra en el centro de la zona habitable del Sistema Solar.
El objetivo principal del telescopio Kepler es buscar planetas extrasolares, recientemente ha podido detectar poco más de 1,000 candidatos, es decir, objetos que podrían tratarse de un planeta pero que aún no están confirmados, de entre éstos últimos, se cree que diez de ellos tienen un tamaño similar al de nuestro planeta y que a su vez orbitan en la zona habitable.
El único confirmado hasta ahora es Kepler-22b, el cual tiene un tamaño aproximado de 2.4 veces el de la Tierra, es decir, es más grande, pero el planeta está tan lejano, a unos 600 años luz de distancia, que los cientificos no han podido determinar exactamente como está compuesto y en que estado se encuentra, ya sea sólido o gaseoso.
Kepler-22b orbita alrededor de una estrella similar a nuestro Sol, aunque su estrella es un poco más pequeña y tiene una temperatura menor, se calcula que completa una órbita alrededor de ella en 290 días.
El método que utiliza Kepler para detectar este tipo de planetas es el "tránsito astronómico", en astronomía se denomina tránsito cuando un planeta, siguiendo su órbita, cruza por delante de su estrella desde el ángulo de visión de la Tierra, ésto provoca que el brillo de la estrella disminuya ligeramente, algo así como un "minieclipse", y precisamente esa ligerisima variación en el brillo de la estrella es detectada y medida por los instrumentos del telescopio Kepler, posicionando a la estrella como candidata a albergar un planeta.
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